Hoy en día es común ver un gran número de videojuegos basados en zombies, infectados o similares, del género supervivencia y FPS, como es el caso de Dead Island, Dead Nation, Dead Space, Dead Rising o Resident Evil, sin duda grandes títulos que se enmarcan dentro de este género. Entonces, ¿por qué elegir hablar de un juego como Killing Foor? Esto se debe a que me abrió paso a este género, por lo tanto, marcaron un hito dentro de mis gustos en videojuegos. Claramente había jugado al Resident Evil de la PlayStation, pero era demasiado pequeña para entender la temática y el modo de juego.
Antes de nada, haremos un pequeño recorrido por la historia de estos seres, pasando por la mitología y el cine, hasta llegar al juego in situ.
El inicio de los zombies se ubica en Haití, y todo el fenómeno comenzó cuando el periodista Spencer St. John, en 1880, mostró al mundo el ritual de los jóvenes haitianos, los cuales eran sacrificados por tribus aborígenes bebiendo una pócima venenosa, solo para luego ser “revividos” gracias a extraños sortilegios que impartían los sumos sacerdotes del culto vudú. Sin embargo, estos jóvenes ya no tenían control sobre sí mismos y eran obligados a trabajar como mano de obra esclava en plantaciones, sin mostrar ningún tipo de resistencia. Más tarde, en 1982, el etnobotánico Wade Davis viajó a Haití para investigar este caso. Así conoció a Clairvius Narcisse, un campesino que fue declarado muerto clínicamente en 1962 y que reapareció en 1980. El testimonio cita lo siguiente:
Un hermano suyo había comprado los servicios de un sacerdote vudú para que lo transformara en zombi, tras haberse negado a vender su parte de una herencia. Contó que al ser retirado de la tumba recibió una serie interminable de azotes que lo dejaron inconsciente y, aunque paralizado, tras recuperarse, siempre permaneció lúcido. Inmediatamente fue trasladado a una plantación, en donde trabajó como esclavo junto a otros zombis, hasta que su amo murió y él recuperó la libertad.
Fue entonces cuando Wade Davis analizó la pócima, afirmando que los zombies eran reales y publicando las bases químicas y sociales del proceso en el libro “La serpiente y el arcoíris”. Finalmente, cuando el muerto era desenterrado se le daba a ingerir una pasta alucinógena a base de batata, jarabe de azúcar y Datura Stramonium, una sustancia extraída de una planta llamada Pepino de zombi. Todo esto daba como resultado un estado psicótico, con signos de desorientación, confusión aguda y amnesia. Así, se le declaraba como Muerto Viviente y se le rebautiza. Este tema ha sido tratado por medios de comunicación como la BBC o 20 Minutos.
MITOLOGÍA
Según la mitología, los zombies son originarios de Haití, aunque pueden aparecer en cualquier parte del mundo donde se practique la religión vudú. Se pensaba que eran muertos reanimados mediante unos brujos llamados Bokor. Estos seres no tenían consciencia propia y eran simplemente instrumentos a manos de los creadores.
Según el libro de “El bestiario fantástico” de Tony Allan, los Bokor utilizaban una sustancia llamada “polvo de vudú”. También nombra que el etnólogo Wade Davis identificó, en la década de los 80, los tres ingredientes que componían esta sustancia: sapo marino, la rana de árbol y pez globo, fuente de tetrodotoxina, una sustancia neural mortífera (para más información podemos acceder a este blog).
Es muy fácil confundir a los zombies con los infectados, pero estos son personas vivas que han sido contagiadas de un virus mediante fluidos, mordiscos o arañazos. Mientras que las funciones vitales de los zombies no funcionan debido a que es un cuerpo muerto, las funciones de los infectados sí funcionan, incluso se ven potenciadas. También existen diferencias entre las formas de matarlos: los zombies solo “mueren” mediante un disparo en la cabeza, mientras que los infectados mueren como cualquier ser humano.
LOS ZOMBIES EN EL CINE
Las películas de este género no son novedad, de hecho, fue en 1932 cuando se estrenó la primera película muda de zombies bajo el nombre de White Zombie (en español, La legión de los hombres sin alma), dirigida por Victor Halperin.
El argumento gira en torno a una pareja que viaja a Haití, invitados por un terrateniente que está enamorado de la protagonista, y que guarda la esperanza de que se case con él. Sin embargo, al ser rechazado acude a un hechicero vudú para convertirla en zombie y obligarla a quedarse con él. Como podemos ver, esta primera película está muy inspirada en la historia.