Análisis

Al principio todo era GRIS

Para los fanses de Olivia Newton-John

Cuando aparece un juego español, somos muchos los que corremos a comprarlo. En parte porque somos unos culichichis, pero también porque nos encanta fardar de lo nuestro. GRIS, el primer título de Nomada Studios, también ha sido testigo de este fenómeno. Durante días, anteriores y posteriores a su lanzamiento el pasado 13 de diciembre, nos hartamos a compartir nuestras primeras impresiones sobre este juego indie, que llamó la atención por su escenografía impresa en acuarela.

GRIS es un videojuego precioso que destaca tanto por las suaves notas musicales que acompañan al jugador durante toda la aventura, como por su característico diseño artístico con base de acuarelas que emana de la mente de Conrad Roset. Pero GRIS, como cualquier juego indie, busca algo más, busca narrar una historia que alcance el corazón del jugador y le dé un vuelco.

GRIS transmite esas sensaciones que se le plantean a una persona al caer, cuando ve que ha tocado fondo e intenta mostrar ese recorrido para volver a ser uno mismo. Para encontrar luz (o el positivismo) en las pequeñas cosas y la fuerza de voluntad para resolver los obstáculos que finalmente nos harán salir de ese agujero en el que caímos una vez.

la tristeza

La protagonista de nuestra historia es una pequeña muñequita, a la que llamaremos Gris. Una aparente niña pequeña que en tan solo unos segundos ve cómo su mundo —conformado por una gran estatua humana—, en un principio lleno de color y música, se destroza ante sus ojos. En este contexto cae en un paraje lúgubre, frío y monocromático. Se encuentra exhausta, lo que se refleja en los primeros pasos que controla el jugador, que a duras penas consigue que esta muñequita se vuelva a levantar. El entorno está en ruinas pero algunas piedras son capaces de moverse aún.

El objetivo que plantea la obra de Nomada Studios es, hasta el final, ir recogiendo luz, porque las pequeñas piedras brillantes serán, desde ahora, las encargadas de ir iluminando su camino en el recuerdo de la felicidad. De tal manera que, cuando obtenemos varias luces, se juntarán para guiarnos, de manera muy sutil, a un nuevo camino que nos dirigirá hacia una de las partes de esa mujer resquebrajada. Cada vez que Gris alcance una parte de su cuerpo, se añadirá un nuevo color a la paleta cromática del escenario, al tiempo que se abrirá una zona nueva del mapa para poder explorarla. Además, en cada nivel —que se corresponderá a un color— el vestido de Gris va adquiriendo un poder que le ayudará a superar los obstáculos que se anteponen a su meta.

Gris no supone un desafío. Nomada Studios pretende que el jugador se centre en la historia, por eso la resolución de los puzles suele ser sencilla y rápida. Nunca se hacen cuesta arriba y las soluciones suelen estar bastante a la vista. No obstante, los creadores del juego proponen un pequeño desafío un poco más complejo y complementario, que no influye en ningún momento en la historia. Dedicado especialmente a esos jugadores un poco más exigentes.

Pinceladas musicales

GRIS te presenta un mundo con una escenografía maravillosa, fruto del trabajo, entre otros, de las ilustradoras españolas Ariadna Cervelló (arivory) y Alba Fillela (albafilella), que trabajaron con más de 400 acuarelas para poder conseguir ese aspecto vanguardista característico del juego.

Pero también destaca por su banda sonora, integrada por suaves notas musicales que se complementan con sonidos más intensos en momentos álgidos de la narración.  En este sentido, como la voz tiene un significado intrínseco en el título, también se recurre en momentos muy concretos a una voz femenina gospel que consigue cerrar maravillosamente el arco ambiental.

La música de GRIS traslada al jugador a una fantasía en coro gospel con sutiles toques de electrónica, donde la única conexión con la realidad se representan con pasos de bailarina, zambullidos místicos y la cálida voz de la protagonista. El soundtrack compuesto por el productor musical barcelonés, Berlinist, integra de manera onírica las suaves notas de violines y pianos, con puntadas electrónicas y silencios estratégicos. Así, y junto a un coro de voces, GRIS dirige magistralmente al jugador hacia el estado de ánimo apropiado para la situación por la que está pasando la pequeña muñeca. 

En definitiva, GRIS nos pide volver a escuchar esa pequeña vocecilla interior que nos canta, que nos cuenta que hay un mundo precioso en el exterior y que, bajo una lucha constante, cualquiera puede evitar sucumbir a la oscuridad.

 

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