Artículo

En Elden Ring hay esperanza

¡Porque 1000 palabras no son suficientes!

He tenido Elden Ring en mi cabeza durante todo este tiempo, incluso después de superarlo y platinarlo. Es un juego importante por muchos motivos; no me atrevo a vaticinar los niveles de influencia que pueda llegar a tener para con los juegos del género en los próximos años, pero de lo que si soy consciente es de que estaremos hablando de él durante largo tiempo y, como digo siempre, eso es buena señal. Son los juegos polémicos los que hacen evolucionar el debate en torno a los videojuegos y nos hacen avanzar como industria y como desarrolladores.

En mi análisis anterior, no dediqué ni una sola línea a la historia del juego. En parte, porque necesitaba tiempo para asimilarla. Mi relación con la historia de los souls ha sido siempre de admiración absoluta. Desde mi punto de vista, la narrativa de estos juegos es un argumento a favor de que el videojuego es un medio unificador entre espectador y obra, de manera única e inimitable.

FromSoftware siempre se ha caracterizado por ofrecer su visión particular de los mundos en los que sus juegos se desarrollan: Boletaria, Lordran, Drangleic, Yharnam y Lothric comparten varias características narrativas, pero la que abordaremos hoy es el estado “siniestro total” en el que nos las encontramos cuando empezamos nuestras aventuras en ellas. El punto de vista que se le ofrece al jugador es el de mundos por los que no puede hacer nada más que quedarse a mirar cómo todo se viene abajo sin poder siquiera intentar evitarlo. Extender la vida de una llama que se apagará de todas formas, unirnos a la locura de un sueño o resignarnos a abandonarlo y, con él, a toda una ciudad…

Los mundos creados por Hidetaka Miyazaki y su equipo no son precisamente parajes que esperan ser rescatados por un gran héroe. Esto se ha abordado multitud de veces a la hora de analizar Dark Souls y su particular narrativa. No se trata tanto de las características del mundo en sí, sino de construirlo alrededor de un concepto japonés conocido como mono no aware, o 物の哀れ. Se trata de un término definido para referirse a una profunda melancolía por la conciencia de la impermanencia de las cosas. Realmente, la saga souls rezuma mono no aware por cada uno de sus poros; y toda la narrativa era permeada por esto, no solo el mundo, sino los personajes que lo habitan. Pocos eran aquellos que nos animaban a continuar con nuestra odisea por esos lugares y, los que lo hacían, corrían la suerte de perecer ante la realidad que intentaban ver de manera optimista. Creo que esto ha cambiado un poco en Elden Ring.

No sé si completamente, pero el mono no aware no pesa de la misma manera sobre las Tierras Intermedias: en Elden Ring hay esperanza. Nos encontramos en un reino otrora glorioso, cierto, pero podemos hacer algo para que pueda ver días mejores. Hay ciudades habitadas, sus ciudadanos están rezando a todo lo que pueden para evitar que su mundo perezca y entonces llegamos nosotros, los Sinluz: unos seres abandonados por la Gracia que son llamados a regresar a su hogar para salvarlo de la fractura y la guerra. En anteriores juegos, la guerra había tenido lugar mucho antes de que llegáramos a cada locación. Las Tierras Intermedias siguen en guerra y, como jugadores, tenemos la posibilidad de terminar con ella y traer el orden al mundo, volviendo a unir el Círculo de Elden. Soy consciente de que Elden Ring incurre en varios finales alternativos al principal en los que no entraré para no desvelar nada importante y que los descubráis por vosotros mismos, pero el caos ya no es un estado inevitable.

Creo que esto se debe a la influencia de George R.R. Martin, autor de Canción de Hielo y Fuego (Juego de Tronos) en la creación del universo de Elden Ring. Tras varias horas jugando, no era capaz de deducir si su presencia e influencia eran plausibles o una mera estrategia para vender el juego. Sin embargo, tras superarlo, pude entender esta visión más occidental que ha alejado —aunque sea un poco— a Elden Ring del mono no aware. Narrativamente, no es más que una pincelada sutil a un lienzo increíblemente complejo, porque es un souls y ya sabemos cómo suelen contarse estas historias. Sin embargo, fue un cambio de tendencia que recibí de manera muy positiva.

De la historia de Elden Ring se hablará mucho y de maneras muy variadas. Es probable que mi propia interpretación cambie con el tiempo. Quizá su apariencia positivista sea solo un trampantojo y lo que realmente hacemos sea acabar de condenar al mundo a una debacle de proporciones similares a las vistas anteriormente; quizá nosotros seamos el Gwynn de esta historia. Al final, los héroes eternos no existen y los dioses más poderosos no reinan para siempre, mucho menos si es FromSoftware quien los sienta en sus tronos.