El sonido es un elemento de vital importancia en los videojuegos. Es el alma misma de una obra que, solo en sintonía con el resto de sus partes, es capaz de ofrecer sentimientos y momentos únicos al jugador. No solo refiriéndonos a la música, sino también a esos efectos sonoros que podemos identificar como propios de una acción, ya sea un golpe estruendoso o un alfiler que cae. Detalles muy identificables por el usuario, que les permiten sumergirse dentro de mundos fantásticos, pero creíbles ante nuestros sentidos.
Entendamos que los sonidos dentro de un proyecto audiovisual, como lo son los videojuegos, se dividen en dos. Los diegéticos; aquellos que pertenecen al mundo en el que se desarrolla la narrativa y que los personajes perciben directamente, como los disparos o los diálogos. Y los extradiegéticos; que son ajenos a las acciones que ocurren y externos a los sujetos de la obra, como la música que compone la banda sonora. El segundo de estos suele ser el más apreciado por los usuarios, pero es verdad que sin su complemento sonoro, las acciones que vemos serían menos creíbles para nosotros.
El detalle más creíble
La división de los sonidos se hace considerando que pertenecen al mundo de los sonoro, pero sus fuentes disienten. Es grandioso considerar cómo muchos de los sonidos diegéticos de un videojuego, totalmente reconocibles por los personajes, son totalmente ajenos a nuestra propia realidad. Seguramente nunca habrás escuchado el alarido de un dragón desde tu casa, como si lo haces en Skyrim, pero los percibes tan creíble como el ladrido de un perro o la campana de receso del instituto.
La identidad de cada acción y el reconocimiento que le damos nos permite sumergirnos dentro de nuevos mundos de forma que la interacción que hacemos con él, nos sea más natural. El sonido frenético de un tiroteo, la presión del silencio en un largo pasillo y el estruendo de un cristal que se rompe nos envían mensajes, e incluso se asocian con determinados géneros de videojuegos.
El silencio es un elemento indispensable, aún carente de vibraciones, forma parte de la paleta de efectos que componen el sonido de un videojuego. El suspense, la incertidumbre y el pesar que puede otorgar una escena a través de la carencia de sonidos es increíble. Es más, es tal su importancia, que en juegos de sigilo como el Splinter Cell, y otros no tanto, como el GTA San Andreas, el no realizar ruido es una mecánica propia de la obra. Entendamos entonces la importancia de todos estos factores que forman parte íntegra de estas composiciones audiovisuales, aún sin despertar la atención directa del usuario.
La banda sonora de nuestra vida
Si bien lo diegético da credibilidad y naturalidad al mundo en el que jugamos, lo extradiegético le da emocionalidad e inmersión. La música es el elemento que nos hace recordar con amor muchas de las aventuras que tuvimos como niños y niñas a través de una pantalla. La sensación que nos otorga se asocia directamente a cómo nos hace sentir. Nuestra interacción con lo que ocurre, el cómo entendemos y desenmarañamos los sucesos que ocurren frente a nuestros ojos.
Existen juegos como Mutazione, una narrativa gráfica, donde se aprovecha la música y se le asocia con estados de emoción. Jardines le llama, plantas que emiten frecuencias que rápidamente asociamos con la felicidad, con la incertidumbre o con la tristeza. De esta manera, en cada juego se aprovecha el sonido para crear estos sentimientos y transmitirlos con la máxima intencionalidad. De cierta forma, nos manipulan para sentir, pero lo aceptamos como si siempre hubiésemos sido parte de ese plano, de esa historia.
La relevancia que han tomado en los videojuegos desde si nacimiento es tal, que ya asociamos determinados sonidos o silencios con sucesos directos que sabemos que van a ocurrir. Una música épica que presente a un boss inigualable, un ritmo frenético que de paso a una carrera contrarreloj por nuestra vida. Son situaciones que reconocemos directamente sin siquiera haber escuchado el compás de ese sonido con anterioridad.
Puede ser gracioso cómo llegamos a asociar determinadas canciones con localizaciones. Un ejemplo, el jazz alienígena de la cantina en LEGO Star Wars, si has jugado al juego de LucasArts, sabrás de qué hablo. Un elemento entrañable, un vestigio de la franquicia que se perdió en la última de sus entregas, LEGO Star Wars: The Skywalker Saga.
Una onda social
Las bandas sonoras de los videojuegos han tomado un papel cada vez más notorio dentro de la sociedad. El desarrollo de la industria digital y de las obras nacidas de los llamados juegos electrónicos han abierto un espacio único. El reconocimiento es tal, que ya existen investigaciones académicas asociadas a la música en estas obras, una disciplina bautizada como ludomusicología.
Los videojuegos se han convertido en un espacio donde los músicos pueden desarrollarse, dado que este sector sirve como punto de convergencia para múltiples disciplinas artísticas y tecnológicas. Una característica que aporta al enriquecimiento de la industria y permite la incorporación de técnicos de sonido, compositores y productores como profesiones inherentes a la creación de cada nuevo proyecto.
¿Quién imaginaría tal desarrollo? En el año 1972 se creó el primer juego con sonido digital, Pong, con solo tres sonidos. La siguiente década ya vislumbraba cosas totalmente increíbles si lo veían en retrospectiva. Pac-man, de 1980, ya tenía toda una gama de sonidos integrados que se volvieron característicos y reconocibles por todos. En 1983 se creó una banda sonora que perdura en la memoria colectiva de todo aquel que conozca al plomero, el soundtrack de Mario Bros. para la NES, compuesta por el mítico Koji Kondo.
La importancia del sonido dentro de los videojuegos es tal que ha tenido impacto dentro de diversos puntos de la sociedad, como hemos podido ver. Vale recalcar que la integración de la sonoridad en los videojuegos fue un paso natural en su evolución, tomando en cuenta que hablamos de piezas audiovisuales. Al igual que en el cine, el silencio absoluto desapareció con el desarrollo de la tecnología de producción de sus tiempos.
El sonido en los videojuegos es la epicidad, la incertidumbre, el miedo, la tristeza, es la emocionalidad en su conjunto, pero también es mucho más que eso. Es el elemento que nos permite discernir entre cada estado de emoción del mundo en el que jugamos e interpretar cada una de sus señales. La próxima vez que juegues, nótalo, cada pieza de su composición, cada nota que compone la realidad que nos distrae de la nuestra.