Análisis

Costume Quest: Imaginando una gran aventura

Saca la purpurina

 

¿Qué harías si, siendo muy pequeña, un monstruo decidiera secuestrar a tu hermano? Ante esta premisa, Costume Quest nos da la respuesta: ¡Líate la manta a la cabeza y haz lo que sea necesario para encontrarlo!

Este título de Double Fine Productions no es más que una excusa para devolvernos a esa tierna etapa de la infancia en la que los adolescentes se comportan como verdaderos villanos y cuando dos trozos de cartón pueden convertirte en el robot más poderoso de la tierra.

Cuando ejecuté por primera vez Costume Quest debo decir que no me llamó nada la atención. Este título de 2010, tiene un acceso directo bastante feo, una pantalla de carga que no inspira demasiada confianza y, por sus característicos gráficos, recuerda más a un juego infantil cuyo mayor objetivo es cambiar de ropa a sus personajes que a una aventura épica. Por eso, nunca pensé que acabaría jugando durante horas seguidas sin parar, dejando que los desarrolladores me llevaran por una trama que emana completamente de la imaginación de una niña pequeña. 

La cabeza pensante de este título, sin embargo, es muy real y se trata de la ex artista y animadora de Pixar, Tasha Harris. Los guiones están, por otra parte, complementados con la sabiduría de Tim Schafer conocido por crear juegos que han saltado a la cultura popular como Day of Tentacle de LucasArts. Harris, por su parte, ha estado en los equipos de animación de películas como Bichos (1998), Toy Story 2 (1999), Monstruos S.A (2001), Buscando a Nemo (2003) y Cars (2006). Ambas mentes a unísono es lo que ha dado luz a Costume Quest , un título que juega con ese espíritu caricaturesco de la franquicia de animación y lo aúna con un guión colmado de picardía, que recuerda a aquellos juegos tan queridos de nuestra infancia. Todo girando entorno a una misma idea: ¡la imaginación al poder!

Para abrir boca, tras tocar ese botón de ‘New Game’, los desarrolladores nos hacen un recorrido por la ciudad principal, el primer escenario jugable de los tres que nos presentarán. Se trata de un pueblo americano típico, sin más, plagado de decoraciones que indican que estamos en Halloween. Los niños pasean por las calles también ataviados con todo tipo de disfraces: ninjas, momias y princesas recorren la ciudad en busca de caramelos. Y en ese recorrido, la cámara nos adentra en una de las casas, la que dará el pistoletazo de salida a nuestra aventura.

Así, nuestra primera decisión jugable va a ser la de escoger al personaje que nos acompañará durante toda la aventura entre dos hermanos: Reynold y Wren. Yo, por mi parte, elegí a Wren, salí de la casa y empecé a explorar. La trama que propone el juego no parece, en principio, demasiado apasionante: tenía que llevar a ambos niños de truco y trato.

Sin embargo, en cuestión de segundos, la historia da un vuelco inesperado, cuando un troll (que aparece de la nada) se lleva a nuestro hermano. Ahí es cuando empieza la verdadera aventura, porque a Wren no se le ocurre otra cosa que liarse la manta a la cabeza y salir a la defensa de su mellizo. Todo lo que ocurra a continuación no es más que la imaginación de Wren funcionando a máxima potencia, creando batallas por turnos épicas en las que nuestros disfraces se convertirán en héroes de combate.  

Disfraces épicos para peleas a mansalva

Se tenía que decir, y se dijo: los disfraces puede que sean lo mejor del juego. Tanto por sus habilidades como por su diseño son una parte fundamental para disfrutar del título que nos propone Double Fine. Pero voy más allá. Porque dejando de lado los típicos disfraces preparados para infligir un daño brutal al enemigo (el caso del robot o del ninja); es imposible escapar del humor irreverente de otros disfraces que se cuelan en tu equipo. La combinación de unos y otros motores de combate le da un toque extra de extrañeza y humor a la trama. A mí me gustaría destacar dos que están diseñados con mucha sorna: la estatua de la libertad y las papas fritas. 

Las peleas por turnos de Costume Quest son uno de los puntos fuertes del título. Y lo son, no solo porque cada disfraz que lleven los niños se transform en un sorpresivo caballo de batalla, sino porque llegan a ser realmente difíciles. El aire infantil de los gráficos llevan al jugador a concebir las peleas como un reto simple.  Y lo son pero no siempre, pues un mínimo fallo puede poner en riesgo la seguridad del resto del equipo. 

Truco y trato en un guión con mucha cara

La premisa del juego es tan sencilla que es imposible reconocer de primeras el juegazo que tienes entre las manos. Pero a medida que pasa el tiempo, hablas con ciudadanos y escuchas a tus acompañantes, te das cuenta de que, para estos niños, todo es un cachondeo. Se mofan de los villanos (que, por cierto, son adolescentes), de los adultos…se mofan hasta de otros niños. Costume Quest hereda así un cierto halo de irreverencia que recuerda a otros títulos que cuentan con la marca de Schafer como Day of Tentacle o Full Throttle

Además de las peleas por turnos, que es la base en la que gira todo el juego, Costume Quest, en cada uno de sus tres escenarios, nos invita a realizar una serie de misiones. Aunque repetitivos, estos minijuegos son prácticamente indispensables para poder superar el juego y, gracias a la corta duración del juego, no se convierten en una lata. Double Fine nos invita a cambiar cromos, a comer manzanas en un tiempo concreto, a jugar al escondite con los niños del pueblo y a acometer distintas triquiñuelas para poder continuar la historia. No se puede considerar un juego de puzles como tal, así que realmente es un juego para entretenerse una tarde. 

 

jumping into conclusions

Costume Quest es un juego absurdo, entretenido y raro (muy raro). Con alusiones a la cultura popular en sus diálogos y con un cierto humor ácido, sin duda, inesperado. Este es el aspecto en el que más gana Costume Quest: la sorpresa. Porque no hay ni un solo elemento en el juego de bote pronto, que te indique la forma en la que se va a presentar la siguiente escena. 

Lógicamente, Costume Quest no es el juego del año (tampoco en 2010), pero es una buena recomendación para una tarde sin demasiado que hacer. Además, tiene una expansión y hasta una secuela. Su éxito ha sido tal que este año pasado Amazon Prime decidió producir una serie de animación bajo esta trama, el mismo nombre y sus protagonistas. ➡