Análisis

Análisis: Nobody wants to die y el arte del detective

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El que me conozca sabrá de sobra que me encantan prácticamente casi todos los géneros de videojuegos, pero que tengo algo especial con las aventuras gráficas. Ya sean corta o largas, con puzzles o con diálogos extensos, son un género que, desde mi más remota juventud, me ha apasionado y gustado, a partes iguales.

Ya un poco más crecidito, y dejada atrás la época de Lucas o de Sierra, las aventuras de detectives son el subgénero que más me tira. Claro, si una de mis películas favoritas de todos los tiempos es Blade Runner, y no muy lejos Chinatown, ya veis por dónde van los tiros —nunca mejor dicho—.

El culto por el cine negro, o por si lo prefieres y te apetece quedar un poco más cultureta, cine Noir, siempre ha tenido una estrecha relación con el mundo de los videojuegos. Digamos que son dos géneros que maceran muy bien y tenemos varios ejemplos para ilustrar esta asociación. Desde L.A. Noir de Rockstar pasando por el indie Gemini Rue, Heavy Rain o el citado Blade Runner que es uno de los juegos que toma como referencia Critical Hit Games para desarrollar Nobody Wants to Die.

Y digo que el título de Westwood —en paz descanse— es una de las referencias de Critical Hit por que la otra es una historia que en su comienzo también está planteada como una historia de detectives noir, pero con un toque futurista, en el que habla del transhumanismo. Me refiero a las novelas de Richard Morgan, Altered Carbon. O su variante en la serie de Netflix, que está bien —pero mejor solo la primera temporada—.

La reflexión sobre el futuro y sus posibles distopías es un ejercicio fascinante que nos permite explorar las profundidades de la condición humana y las implicaciones éticas de la tecnología. La idea de una sociedad donde la muerte ha sido erradicada y el cuerpo humano se ha mercantilizado, como se describe en el juego, plantea preguntas intrigantes sobre la identidad, la moralidad y la estructura social.

Nobody Wants to Die Historia

Un futuro donde la inmortalidad tiene un precio alto

La historia de Nobody Wants to Die nos transporta a un futuro donde la humanidad ha vencido a la muerte… o al menos, eso parece. Aquí encarnamos a un detective caído en desgracia, quien, después de un accidente laboral, ya no puede ejercer su profesión de la misma manera. Hasta este punto, todo parece un relato noir típico: un detective golpeado por la vida que debe resolver un caso. Pero la verdadera sorpresa llega cuando descubrimos que la sociedad en la que vive ha relegado la muerte a un recuerdo lejano. La inmortalidad se consigue transfiriendo el cerebro a otro cuerpo, y como en todos los futuros capitalistas extremos, esta posibilidad tiene un precio. No cualquiera puede darse el lujo de vivir para siempre; los ricos y poderosos son quienes mandan, mientras que los cuerpos de los pobres se convierten en mercancía para ser vendida y reciclada. Una idea bastante perturbadora, ¿no?

Lo curioso es que, aunque el concepto de inmortalidad suena como una bendición, en este futuro distópico es más bien una maldición. El gobierno inunda a la población con propaganda para que cuiden sus cuerpos, no por su bienestar, sino para que puedan venderse a buen precio cuando llegue el momento. ¿El resultado? Un mundo donde los poderosos pueden vivir eternamente y los pobres siguen siendo oprimidos, pero esta vez con su propia carne y hueso como moneda de cambio. La crítica social es clara: en este futuro, la vida misma ha sido mercantilizada.

Critical Hit Games Announces the Release of Nobody Wants to Die |  TechPowerUp

Narrativa con altibajos y personajes olvidables

La premisa del juego es genial, no vamos a negarlo. Nobody Wants to Die pone sobre la mesa temas éticos pesados y juega con la desesperanza de un mundo donde ser inmortal no te garantiza una mejor vida. Sin embargo, aunque su narrativa ambiental es de las mejores que hemos visto en juegos recientes, el guion como tal no llega a estar a la altura. La historia está llena de subtramas interesantes: un asesinato sin resolver, la lucha interna del protagonista por adaptarse a su nuevo cuerpo, y una conspiración de fondo que te mantiene intrigado al principio. El problema es que, a medida que avanzas, te das cuenta de que los personajes no tienen mucha profundidad.

Es difícil conectar con ellos, se sienten más como estereotipos que como personas reales. Y cuando en un juego la historia es tan central, esto puede ser un gran problema. Aunque la narrativa tiene algunos giros inesperados, la falta de desarrollo en los personajes hace que pierda impacto. No ayuda que algunas interacciones se sientan forzadas y que haya momentos en los que simplemente no te importa lo que les pase. Afortunadamente, el juego se guarda un par de trucos bajo la manga con algunas decisiones que realmente cambian el rumbo de la historia, lo cual aporta frescura, pero no es suficiente para rescatar un guion que pudo haber sido mucho más.

Nobody Wants to Die (PC) – Review

Jugabilidad algo guiada y repetitiva

Aquí es donde Nobody Wants to Die realmente flaquea. Aunque la historia podría haberse salvado con una jugabilidad entretenida, lo cierto es que las mecánicas se sienten extremadamente limitadas. Este no es el típico juego de detectives donde te sueltan en un escenario para que investigues a tu ritmo. En su lugar, el juego te lleva de la mano constantemente, marcando con iconos las pistas importantes y prácticamente guiándote a lo largo de la investigación. Claro, puedes explorar los escenarios, pero en cuanto das un par de pasos, el juego ya te está indicando exactamente dónde ir. Se siente más como un tour que como una verdadera investigación.

Además, aunque Nobody Wants to Die cuenta con herramientas interesantes, como una que te permite retroceder en el tiempo para reconstruir escenas del crimen, el problema es que estas mecánicas se vuelven repetitivas muy rápido. Cada vez que usas la herramienta del tiempo, todo se reduce a resolver minijuegos simples: presionar botones en orden, retroceder o avanzar hasta el punto exacto o entrar en una burbuja de tiempo para encontrar una pista. La primera vez es novedoso, pero después de un rato te das cuenta de que estás haciendo lo mismo una y otra vez. Sí, es divertido al principio, pero cuando todo el juego se basa en repetir estas acciones, empieza a perder encanto.

Lo más frustrante es que, aunque tienes varias herramientas a tu disposición, su uso se siente forzado y cíclico. Hay momentos en los que desearías poder explorar y descubrir pistas por ti mismo, pero el juego no te da esa libertad. Incluso la parte de unir pistas en un tablero, que al principio parece interesante, termina siendo otro pequeño rompecabezas que, aunque satisfactorio, no logra mantener el interés por mucho tiempo.

Arte retro-futurista: la verdadera joya del juego

Nobody Wants to Die, such a beautiful game. Highly recommend! :  r/playstation


Si hay algo que salva a Nobody Wants to Die de ser una experiencia mediocre, es su estilo artístico. Desde el momento en que entras al juego, te recibe un mundo retro-futurista que mezcla lo mejor de la estética de películas como Blade Runner con un toque vintage increíblemente atractivo. Los neones brillan, los coches vuelan y las ciudades se alzan imponentes, pero todo tiene ese aire de tecnología que parece antigua pero futurista al mismo tiempo. Es un contraste que sorprende, y es fácil perderse admirando los detalles de los escenarios.

Tanto los exteriores como los interiores están cargados de personalidad, y en más de una ocasión me vi recordando a lugares como la Rapture de Bioshock, especialmente en una de las escenas del crimen que nos toca investigar. Además, la banda sonora acompaña de maravilla, con un toque retro que evoca a la música de los años 40 en Estados Unidos, lo que encaja perfectamente con la atmósfera del juego. Todo esto hace que el apartado visual y sonoro sea uno de los grandes puntos a favor de Nobody Wants to Die.

¿Vale la pena sumergirse en este futuro distópico?

Al final del día, Nobody Wants to Die es una mezcla de altos y bajos. Tiene una premisa interesante, una narrativa ambiental que sobresale y un estilo artístico que se lleva todos los aplausos, pero no logra cuajar en su jugabilidad ni en el desarrollo de sus personajes. Es un juego que entretiene, pero no deja una marca profunda. Si eres de los que disfruta de mundos distópicos y estás dispuesto a perdonar la jugabilidad repetitiva a cambio de una experiencia visual y auditiva sobresaliente, entonces vale la pena darle una oportunidad. Pero si lo tuyo es una jugabilidad profunda y un guion con personajes memorables, tal vez quieras buscar en otro lado.

En resumen, Nobody Wants to Die no es un mal juego, pero tampoco es uno que vaya a revolucionar el género. Es una experiencia corta y guiada que destaca en lo visual, pero que no consigue mantener el mismo nivel en su narrativa o jugabilidad. Un título interesante para quienes busquen una buena ambientación retro-futurista, pero que deja con ganas de más en otros aspectos.