Análisis

Análisis de Astrobot: ¿elogio o elegía?

Domo Arigato Mister Astroboto

Seamos honestos, Sony no se encuentra en un buen momento. El fracaso de Concord se ha ganado su lugar en los libros de historia. Intentar venderte la PS5 Pro a ese precio es de una confianza impropia de las circunstancias. Y la clásica política de centrarse en los exclusivos no está dando los frutos que una vez se cosecharon. Entre todo este accidente de tren, llega Astro Bot: un videojuego de otra era, y de otra Sony.

Se han hecho muchas comparaciones entre Astro Bot y Nintendo. Obviamente hay muchos parecidos con los Mario 3D que Asobi ha tomado como influencia. Y la forma de desarrollo que se ha utilizado para el juego también tiene mucho que ver con Nintendo. Pero hace no tanto tiempo, Sony era más como esto y menos como la maquinaria de videojuegos cinematográficos en la que se ha convertido. Hace algunos lustros Sony destacaba por cosas como Sly Cooper, Jak and Daxter y Ratchet and Clank. Soy especialmente fan del tipo de videojuegos que Sony intenta ofrecer actualmente, pero valoro Astro Bot.

Pero si la idea de Astro Bot es buena, el juego es aún mejor. La premisa es muy sencilla: una enormísima cantidad de pequeños robots viajan por el cosmos a bordo de una PlayStation 5. Un día, un alienígena no muy amigable les ataca, desperdigando a los robots por multitud de planetas. En ese momento, el pequeño Astro Bot debe dar un paso adelante y, a bordo de su pequeña nave en forma de Dualsense, rescatar a todos sus compañeros.

De este modo, a nivel jugable, la aventura consistirá en ir por los planetas recogiendo «coleccionables». Esta es una forma muy común de estructurar los plataformas en 3D. En Mario tienes estrellas y lunas, por ejemplo, pero esto se parece más a Spyro, donde rescatábamos distintos dragones en cada mundo. Tal como yo lo veo, esto mejora la mecánica, ya que le da más valor a los coleccionables al volvernos compañeros. Y no solo son adorables, sino que además algunos de ellos son personajes de la propia Sony. Y aquí, toca hablar del fan-service.

El fan-service se ha convertido en un problema actualmente. Ya en el pasado se consideraba una forma barata de compensar la falta de ideas, pero la cosa ha empeorado. Y es que los estudios de cine han abrazado el multiverso sin ninguna vergüenza, y lo que empezó como una historia sobre varios Spiderman ha acabado degenerando en atentados contra la humanidad del calibre de Flash o la presencia de Wesley Snipes en Deadpool and Wolverine. El fan-service ha tomado un cariz autocomplaciente, que las empresas utilizan para celebrar sus propios logros, no artísticos, sino franquiciales. «Mira cuántas propiedades intelectuales tenemos en nuestro poder» y poco más. Pero viniendo de Sony, esto es algo distinto.

Hace unos días, el director financiero de Sony, de nombre Hiroki Totoki, afirmaba que Sony no tiene las suficientes IPs creadas por ellos mismos. Estos no solo es una vil mentira, sino que fue afirmado a la vez que Astro Bot llegaba a las tiendas. Claramente, la presencia de personajes como PaRappa, Crash y el cazador de Bloodborne niegan estas declaraciones. Podemos discutir la forma de conseguir esas IP en primer lugar, pero su existencia es innegable. Más allá de demostrar la clara desconexión que existe entre trajeados y desarrolladores, esto demuestra que esta gran celebración de la historia de Sony no nace de un intento de reivindicar la marca Sony, sino de una genuina celebración orquestada por las buenas gentes de Team Asobi.

Pero no solo de fan-service vive Astro Bot, sino que el apartado jugable brilla por sí sólo. Como suele ser costumbre en los Mario en 3D, aquí hemos venido a jugar. Cada nivel es un microcosmos de pequeñas mecánicas. Tan pronto estás dando puñetazos con brazos mecánicos, pasando después a usar un propulsor para alcanzar grandes distancias y acabas el nivel jugando a Ape Scape.

A veces este acercamiento mecánico puede utilizarse para enmascarar el hastío, como parecía sugerir el Modern Warfare 2 lanzado en 2022, pero si se hace bien, como en Half Life 2, Titanfall 2 o por supuesto Super Mario Oddysey, los resultados pueden ser un torrente de dinamismo que te impide soltar el mando hasta que la última palabra de los títulos de crédito descienda ante tus ojos.

En su núcleo, la mayor virtud de Astro Bot es que nos invita a pasarlo bien. No son pocos los videojuegos que, incluso centrados en el apartado jugable, olvidan esto. Juegas Assassin’s Creed Oddysey y el estudio parece más preocupado de que quieras subir niveles y ganar experiencia. Warzone busca que te dejes la cartera en el siguiente crossover de IP propio de Ready Player One. Astro Bot no. En Astro Bot se busca que te rías, te diviertas y te olvides de todo. Cada detalle, desde el sonido de las pisadas de tu personaje hasta la set-piece más espectacular reman en esta dirección. Incluso el objetivo final, que es reconstruir nuestra nave en forma de PlayStation 5, no se conforma con darnos la satisfacción de un objetivo cumplido, sino que nos invita a realizar unos pequeños minijuegos para colocar cada pieza de la nave-consola.

Es curioso el funcionamiento de estos plataformas en 3D. Parece que solo pueden salir videojuegos atroces como Balan Wonderland u obras maestras como Super Mario Galaxy. Claramente, Astro Bot se encuentra en el Olimpo al que pertenecen estos últimos. Es cierto que Nintendo preside ese club desde hace años, pero no debe desdeñarse una nueva adición a sus filas solo por provenir de tierras inesperadas. Cabe esperar que el éxito de Astro Bot haga cambiar de idea a Sony respecto a sus planes a futuro. El mundillo no parece esperar con los brazos abiertos esos carísimos intentos de Overwatch y Tarkov. Al fin y al cabo, los videojuegos siempre fueron esto. Ideas brillantes, imaginación desbordante y una profunda fascinación cuando las ves desenvolverse. En absoluto quiere esto decir que Sony deba abandonar sus aventuras cinematográficas. Pero, quizá, haya espacio en su oferta de lanzamientos para estos pequeños robots que, si algo han demostrado, es que son capaces de hazañas impresionantes, como devolvernos la fé en una Sony que creíamos desaparecida para siempre.

Y, aún con todo, me cuesta evitar ver Astro Bot con algo de cinismo. Porque buena parte de esas sagas que el juego trata con tanto cariño están completamente muertas. Sony las ha dejado morir. Killzone no va a volver, Resistance es un eco lejano y Little Big Planet ha sido directamente borrado de la PlayStation Store. Quizá este juego sirva para que Sony vea el potencial olvidado que tiene, pero al resto del mundo solo le servirá como un amargo recuerdo de todo lo que podría ser y no es. De todo el amor y cariño que podrían recibir tantas sagas y jugadores si los directivos se quitasen de en medio. Astro Bot no deja de ser una mirada a las estrellas, pero una que se enturbia cuando bajas la cabeza y te das cuenta de lo lejos que quedan esos astros, y de que tú estás aquí, con los pies en la tierra, para siempre.