Análisis

Análisis Cultist Simulator

Come, sueña, enloquece y repite

Puede que no sea igual para todo el mundo, pero normalmente, cuando la palabra “culto” aparece en una oración, inmediatamente se la relaciona a temas tabú o prohibidos. Sí, entiendo qué pensarán que tal vez esté generalizando y, probablemente en la mayoría de los casos, “culto” no tenga nada que ver con “adorar a Satanás”, sin embargo, en el inconsciente colectivo siempre hay un aura de clandestinidad, secretismo e incluso misticismo de por medio… Sin detenerse a pensar que una persona puede ser devota de una religión, un club de fútbol o una figura pública como por ejemplo, Diego Maradona.

Pero bueno, aquí no estamos para hablar de las cosas que hace la gente por fanatismo a sus colores o de religiones creadas en torno a un astro del deporte rey. Aquí venimos a hablar de ocultismo, de asuntos de índole lovecraftianas y de lo sumamente interesante que resulta ser Cultist Simulator. Partiendo de su premisa, siguiendo por su atmósfera y su singular gameplay, el videojuego creado por Alex Kennedy y Lottie Bevan, nos invita –aunque más no sea por mera curiosidad- a jugarlo, a darle una oportunidad y a descubrir el arduo sacrificio que implica levantar nuestro credo sin volvernos locos en el intento. No obstante hay que destacar que hace honor a su nombre, puesto que posee ciertas características que lo convierten en un videojuego no apto para todo el mundo.

Cultist Simulator es un juego de cartas, con tintes roguelike y un fuerte componente narrativo, donde el objetivo pasa por fundar un culto ¡Un culto lovecraftiano! Para ello, no solo deberemos reunir a un grupo de fieles adeptos, estudiar antiguos manuscritos o llevar a cabo excéntricos rituales, sino que también tendremos que lidiar con situaciones tan cotidianas como trabajar, alimentarnos e incluso, pagar las expensas de nuestro hogar.

Al comenzar a jugar nos encontramos tan solo con tres elementos: una mesa sobre la cual se desarrolla la partida, una carta de “trabajo” y un casillero de “acción” sobre el cual activar este único naipe. En la parte inferior de la pantalla contamos con una especie de HUD que muestra el nombre de nuestro personaje (el cual podemos definir) e indicadores que señalan el nivel de salud, pasión, erudición y dinero que posee. Nada más, eso es todo. No hay tutoriales, tips o consejos que sirvan para darnos una mínima y remota idea de que hacer o cómo influyen los citados parámetros a lo largo del juego.

El punto es que el título demanda mucho del usuario, de su intuición, su curiosidad y de que aprenda a fuerza de “ensayo y error”. Claro, obviamente al principio solo tenemos una única posibilidad, trabajar. Al jugar una baraja se activa un temporizador y cuando este concluye, obtendremos una recompensa, la cual puede ser buena o mala. Por ejemplo, una vez termina la jornada laboral se nos premia con monedas, además de que recuperamos la carta correspondiente a nuestra labor. Sin embargo, como dije, pueden darse situaciones adversas, y así sin más, quedar desempleados.

Dejando de lado estas situaciones azarosas, de las cual hablaré en breve, en la medida que sigamos jugando, nuevas cartas irán apareciendo como así también más casillas de acciones en las que activarlas. Entonces, de repente, así sin más, podremos dedicarnos a pasar nuestro tiempo soñando, estudiando, hablando, explorando o ejercitando nuestro cuerpo, lo cual dará lugar a que comiencen a aparecer nuevos naipes con los que experimentar. No obstante, hay que tomar en cuenta que al igual que por cuestiones del destino podemos perder el trabajo, del mismo modo vamos a caer presos de otras adversidades, tales como enfermedades, locura o hambre, entre otras tantas.

¿Y qué pasa si no logramos contrarrestar alguna de estas situaciones? Simple: Moriremos y a volver a comenzar de cero, habiendo por supuesto, perdido todo lo conseguido… O no, porque en realidad nos llevaremos el aprendizaje, lo cual créanme que será de suma utilidad a la hora de empezar una nueva partida. Ahí está la parte de roguelike que el título posee. Ni se ilusionen con lograr demasiados avances de una vez, porque vamos a morir mucho hasta que logremos esbozar lo que será nuestro culto. Oh, pero cuando eso suceda, las amenazas de la vida diaria pasarán a un segundo plano, puesto que nuevas dificultades asomarán en el horizonte.

Una vez superemos la curva de dificultad inicial que plantea el título, vamos a poder enfocarnos en aquello que estuvimos esperando tanto tiempo: Fundar nuestro Culto. Esto requerirá de mucha paciencia, puesto que como les anticipé, tomará varias partidas lograrlo, además de experimentar con naipes, aprender y estudiar lo necesario y volverse un poco loco ¡Vamos! Que nadie dijo que el camino a la “iluminación” fuera a ser fácil, ¿No? También tendremos que ingresar al mundo de los sueños y una vez allí, nuestra mesa repleta de cartas cambiara por una especie de plano astral lleno de portales los cuales nos otorgarán naipes especiales con efectos únicos.

Por si fuera poco, eventualmente conoceremos a personajes que se mostrarán interesados en seguir nuestra doctrina. Será entonces que debamos charlar con ellos, conocerlos y descubrir qué es lo que necesitan para que se conviertan en fieles devotos. Algunos solo necesitaran algo tan simple como la palabra, mientras que otros manifestarán preferencias más “oscuras” exigiendo un sacrificio de sangre por ejemplo. Lo realmente interesante de hacernos con un nutrido grupo de seguidores es que los podremos mandar a explorar, a hacer misiones o en el mejor de los casos a que se deshagan de algún molesto detective que se le dé por husmear donde no debe.

Un detalle a tener en cuenta es que Cultist Simulator es un juego que toma horas comprender, pero sobre todo enterarse de lo que está pasando. Es un título donde es vital prestar atención a los textos y las descripciones que, aunque breves, están muy bien escritas además de presentar numerosas referencias a la obra de H.P. Lovecraft. A decir verdad, he notado que no se necesita más para hacer de esta una experiencia atrapante. De hecho, no hay ningún tipo de efecto de sonido, salvo una relajante música de fondo que invita a ser paciente y a jugar relajados.

Lamentablemente, y pese a todo lo bueno del videojuego, siempre hay ciertas cuestiones que no escapan al ojo crítico. Para empezar, como dijera al comienzo del análisis, Cultist Simulator demanda mucho por parte del jugador. El que no haya ningún tipo de tutorial o “misiones” a seguir hace que nunca sepamos a ciencia cierta si vamos más o menos por el camino correcto. Imagínense que una partida “corta” se traduce en horas de experimentación, de probar qué sucede si usamos X carta en X casilla, esperar el resultado, para finalmente caer presos de la locura, haciendo que la partida concluya de forma irremediable. Para que se entienda, imaginen estar perdidos en medio de un país donde no conocen su cultura y no están completamente seguros de que puede, o no, ofender a alguien.

También está el limitante del idioma, que puede ocasionar que no mucha gente se anime a darle una oportunidad por estar completamente en inglés. A ello se le debe sumar el agravante que al tratarse de una producción independiente es muy difícil, por no decir improbable, que alguna vez lo veamos traducido al español. Tal vez para muchos de ustedes esto sea un detalle menor, pero créanme que si no se posee un fluido dominio de la lengua anglosajona, va a haber muchas cosas relacionadas a lore que se van a pasar por alto.

De todos modos, y pese a su elevada y/o intrincada curva de dificultad, sumado a los contratiempos que pueda generar el lenguaje, he de decir que Cultist Simulator termina por ser un juego difícil de explicar o comprender, aunque muy interesante, sobre todo para quienes busquen algo diferente, muy fuera de lo convencional. Es extraño como la incertidumbre de no saber qué hacer termina por ser una de sus mayores virtudes a la vez que un defecto. En ocasiones no sabremos para donde salir o qué hacer, haciendo que un desesperado intento por avanzar se convierta en nuestra perdición a causa de la aleatoriedad de las recompensas. No obstante perder no es algo precisamente malo, porque comenzar de cero y con el aprendizaje adquirido, hará que lleguemos un poco más lejos, que nuestro culto se fortalezca y a causa de ello conozcamos a nuevos personajes o visitemos lugares que habíamos podido porque abandonamos el mundo antes de lo esperado. Ven hermano, acércate, bebe de nuestra copa, abraza el conocimiento. El vigilante te mostrará el camino, porque él es la llave y él es la puerta.

Difícil de comprender, más aún difícil de dominar, Cultist Simulator es un videojuego implacable, orientado a un público de nicho, paciente, pero por sobre todo, amante de la literatura lovecraftiana. De todos modos, pese a las objeciones que pueda tener, he terminado por volver a barajar y poner las cartas sobre la mesa una, y otra, y otra vez.