Análisis

Limbo: no hay nada después de la muerte

Pa' bailar sobre una tumba

Desde pequeña he escuchado historias sobre ese espacio entre el cielo y el infierno. Ese lugar al que deberían ir las almas errantes cuando mueren pero no lo suficiente. ‘Limbo’ es la representación más vívida de lo que podría pasar si tu o yo nos adentraráramos a ese mundo lúgubre y frío, pero Playdead nos ha dejado la opción de hacerlo a través de los ojos de un niño pequeño. ‘Limbo’ trata del viaje hasta el más allá desde un entorno sombrío que nos obstaculiza la meta, alcanzar la luz y la paz. Aunque lo realmente importante de este viaje es aprender que es imposible sobrevivir cuando ya estamos muertos. 

Tan sombrío es nuestro camino que el juego lo refleja en cada uno de los detalles de los que se compone. La forma de morir, por ejemplo, dista mucho de un simple desvanecimiento como el que sufre Enu cada vez que se precipita al vacío en Rime. En ‘Limbo’ la muerte no solo es parte del escenario, también de la narración del juego. Así es que cada vez que el pequeño protagonista da un paso en falso, te recordará que no estás en un idílico paraje natural, sino en un entorno extremadamente tenebroso. Sus escabrosas y explícitas formas de morir se convertirán en un recordatorio más de que el camino hacia la luz, sin lugar a dudas, no es de rosas

A medida que nuestro pequeño protagonista se adentra en el lúgubre bosque, los peligros empiezan a incrementarse y, con ellos, la dificultad de los puzles a los que nos somete este título. Quizás sea este el mayor acierto de este juego de plataformas que dura apenas seis horas Porque da mucho gusto resolver los puzles de ‘Limbo’. Como ávida amante de los rompecabezas, ‘Limbo’ supuso para mí un verdadero desafío, mucho mayor que el que pudieron significar los dos títulos de ‘Unravel’, con el que comparte varias características. 

Quizás porque no solo se trata de resolver el puzzle, tienes que tener algo de habilidad con el joystik para poder ejecutarlos, lo que confiere un extra de complejidad al juego que lo hace ameno y divertido, aunque para el jugador menos experimentado en este tipo de títulos puede llegar a ser exasperante. 

‘Limbo’ no cuenta con una BSO épica. No recordarás ningún sonido característicos tras haberlo jugado. Pero la falta de hilo musical es una excusa que los desarrolladores de este título han aprovechado para introducir al jugador en una ambientación apocalíptica, cruda y, en ocasiones, terrorífica. Prácticamente lo único que escucharás continuamente son las silentes pisadas de nuestro protagonista que en alguna ocasión se llegan a acompañar de los sonidos del entorno. Las únicas veces en las que se puede escuchar un hilo musical están seleccionas concretamente para crear momentos de tensión o aún más terroríficos. 

El título centra su fuerte en los puzles y olvida completamente la intrahistoria, algo que debo admitir que me resultó frustrante. Casi seis horas de juego culminan con una sensación de vacío. Pero esa falta de una conclusión clara se trata, ni más ni menos, de una metáfora de la representación más cruda de la muerte: un camino difícil que acabará en la nada. 

‘Limbo’ desmonta su propio nombre. Acaba con la concepción popular del limbo en sí mismo al determinar que no existe un camino de vuelta una vez se acaba tu vida. A su vez, acaba con la idea del más allá. Cuando mueres, todo acaba.