Machete al machote

Nos ponemos serios

Hace escasas horas el sensacionalista PlayGround ha subido un vídeo no menos polémico que su fama. Si ya en el mundo de los videojuegos, en especial los online, es difícil que se respete a la mujer por su habilidad como jugadora (o gamer, como prefieras), este vídeo nos muestra a un tipo de mujer que va más allá. Una mujer que parece vender su cuerpo y su integridad por unos míseros dólares: y no, no estoy hablando de prostitución, sino de chicas de compañía para jugar contigo. Para quien no haya visto esta joyita dejo aquí abajo el link obtenido a través de un tweet, cortesía de Anansi Phobia, ya que no he podido encontrar el vídeo original:

El vídeo nos muestra, sin lugar a ningún género de duda, como se sexualiza a la mujer por la propia mujer y se venden mediante frases como

“Su habilidad gamer importa, pero también su sentido del humor, su sexo y su foto de perfil”

“Feminidad como diversión para hacer sentir a otros bien a cambio de dinero”

¿Soy la única que ve los problemas de estas afirmaciones? Por lo visto no, ya que en el mismo link que he dejado más arriba podemos ver como muchas mujeres de la comunidad se indignan y se manifiestan en su contra.

Realmente si indagamos en la página vemos que no son solo mujeres las que se ofertan sino que también encontramos hombres. Tampoco se ofrecen vendiendo su apariencia, es más, en su mayoría, son personas normales y corrientes. Aquí os dejo el enlace.

https://www.fiverr.com/search/gigs?utf8=%E2%9C%93&source=guest-homepage&locale=en&search_in=everywhere&query=play+video+games

Una vez más, PlayGround tergiversa todo lo que caiga en su mano.

Lo que ya sabemos

El tema del machismo no es nuevo en la comunidad gamer. La socióloga Anita Sarkeesian estudia y denuncia esta realidad.

En muchos casos, los personajes femeninos son encarnados como damiselas en apuros, como puede ser Peach en Mario Bross o Zelda, en la saga de juegos del mismo nombre, que deben ser salvadas por personajes prototípicos.

Cuando no son damiselas son mujeres sexualizadas, con poca ropa y cuerpos insinuantes. Uno de los mejores ejemplos es Chun Li, luchadora del Street Fighter, pero tenemos muchos otros como puede ser Anna Williams, del Tekken, que a nadie deja indiferente con su movimiento de pechos; Lara Croft, de Tomb Raider (sobre todo en los primeros de la saga) o Harley Quinn en Batman: Arkam Asylum, donde el personaje abandona su traje de los comics para “adaptarse” a la estética actual. Y nos faltan muchas, muchas más.

Evolución de los estereotipos

Por suerte, muchos de estos personajes han evolucionado y han adquirido un nuevo rol, con títulos propios donde ella salva al salvador, como el juego protagonizado por Peach en Super Princess Peach o el más actual Hyrule Warriors: Legends, donde la princesa Zelda forma parte de los combatientes.

Personajes que antes se habían sexualizado han evolucionado y se han hecho más realistas, como es el caso de Lara Croft en su última entrega Rise of the Tomb Raider, donde vemos al personaje con una ropa acorde con su misión.

Acoso en la red

Actualmente los MOBA han ganado en popularidad, primero con el lanzamiento del DOTA 2 y luego con la popularidad del League of Legends, el SMITE y el que más tirón está teniendo últimamente, el Overwatch. Gracias a los programas de voz es fácil saber quién está al otro lado del teclado y la pantalla y, sobre todo, es fácil saber si estas jugando con un hombre o una mujer. Esto no debería ser un problema si no fuera porque se ha extendido la creencia, infundada muchas veces por mujeres, de que las gamers son tías buenas que juegan en bragas, maquilladas y peinadas.

El acoso es otro punto a tener en cuenta en este mundo. En España, en torno al 47% de los jugadores son mujeres, y muchas de ellas tienen que aguantar desde insinuaciones sexuales hasta ser mandadas a la cocina (aunque desgraciadamente estos comportamientos no son solo específicos del mundo de los videojuegos).

Debido a esto, muchas mujeres han decidido usar pseudónimos para ocultar su género para así poder disfrutar de lo que realmente importa: jugar y aprender, sin miedo a ser acosadas. Por suerte (y seguramente con valor), muchas jugadoras han decidido salir del anonimato, demostrando que son personas normales y corrientes, y que no por ser mujer deben aguantar comentarios absurdos de la comunidad.

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